"Te
echo de menos
cuando de lejos avisto nuestros
rincones." Edgar Oceransky.
Te echo
de menos
aún a dos
centímetros de tu boca;
porque
tenerte cerca no es suficiente
si debajo
de la piel tu ausencia protesta;
cuando al marcharte
cuando al marcharte
tu
espalda me grita razones
para
atraparte otra vez,
sin saber
si luego te irás un poco más;
te echo de menos
te echo de menos
en medio
de todas las razones que desmientes
para
dejarte ir y para negarte mis necesidades;
porque todavía no he aprendido a
porque todavía no he aprendido a
concebir
los días sin que tu voz me salve
de las
malas premoniciones al final de cada hora;
y es que esto de extrañarte
y es que esto de extrañarte
lo llevo
en mis bolsillos.
Te echo
de menos al apretar mis manos
y
sentirlas tan solas
y
al hallarse ellas tan incompletas;
si el mayor miedo cuando tus piernas aparecen
si el mayor miedo cuando tus piernas aparecen
es la
duda de saber si volverán;
te echo de menos en el café de la mañana,
te echo de menos en el café de la mañana,
en el
receso de mitad del día,
en mi
caminata nocturna,
en cada
silencio en el que no estás;
sin embargo
sin embargo
los
adioses a lo lejos no son preocupación,
porque no
he dejado de perderme
en la
forma en que tus caderas se despiden;
y es que esto de extrañarte
y es que esto de extrañarte
está
siempre al alcance de mi mano.
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